El término incontinencia tiene un significado diferente en función de a
quien preguntemos, las definiciones varían incluso en la literatura médica. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define la continencia como: la capacidad
de controlar voluntariamente la defecación o expulsión heces, mantener este
control durante el sueño, distinguir entre las heces y gases la continencia
implica así mismo la posibilidad de aplazar la defecación a un tiempo
socialmente aceptable.
Teniendo en cuenta lo anterior, se puede
deducir que la incontinencia fecal es la incapacidad de lograr la continencia.
La continencia fecal es una
interacción coordinada y compleja de varios procesos fisiológicos que incluyen:
la consistencia de las heces, la “compliance” o distensibilidad de la ampolla
rectal , mecanismos reflejos locales, así
como el correcto funcionamiento del esfínter anal interno y el esfínter anal
externo.
Existen numerosas causas de incontinencia fecal, pero, con mucho, la más
común, es la lesión sufrida por el
complejo esfinteriano durante el proceso del parto. Esto se conoce como lesión
obstétrica. Otras causas incluyen traumas o lesiónes durante procedimientos
quirúrgicos, trastornos neurológicos, malformaciones congénitas, y ciertas enfermedades
colorrectales.
La verdadera prevalencia de la
incontinencia fecal en la población adulta es desconocida, pero puede llegar a
ser cercana al 5% si nos basamos en la puntuación clínica de Cleveland. La primera aproximación al tratamiento de la incontinencia
suelen ser las medidas dietéticas, la medicación y la fisioterapia
fundamentalmente con técnicas de biofeedback. La cirugía está indicada cuando
falla el tratamiento conservador.
No nos vamos a detener en las
reparaciones directas del aparato esfinteriano, ni en sus poco satisfactorios
resultados a largo plazo, ya que nos centraremos en los esfuerzos quirúrgicos
por sustituir un esfínter gravemente dañado. Hasta 2002, los pacientes con
incontinencia fecal debido a un gran defecto del esfínter o esfínteres
gravemente afectados fueron tratados con graciloplastia dinamica. Desde
entonces, el esfínter intestinal artificial (Acticon neoesfínter AMS, American
Medical Systems, Minneapolis, MN) se ha introducido en nuestro instituciones
para la misma indicación, y en unos pocos casos en que la reparación del
esfínter o la estimulación de raíces sacras, tibial posterior, había fracasado
ha sido la opción terapéutica aplicada.
A lo largo del tiempo este
“modelo” de esfínter ha tenido altibajos, demostrándose en las series mas
extensas una elevada tasa de complicaciones, retiradas del dispositivo, y en
muchos casos no hemos conseguido ni tan siquiera incrementar la calidad de vida
del paciente.
Sin embargo no debemos
generalizar, como he dicho se trata de solo un modelo, hoy dia existen otros
dispositivos, algunos en evaluación , otros modificaciones del ABS, otros con
una base mecánica diferente, esto es lo que vamos a intentar describir. Lo que
si podemos asegurar es que ninguno de los dispositivos actuales cumple todos
los criterios que la OMS establece para definir la continencia fecal.
Esfínteres artificiales “activos”.
El
Acticon neoesfínter (American Medical System) ABS(1) consiste en un manguito
circular hinchable que se inserta alrededor de la parte superior canal anal, imitando
la función del esfínter anal externo. A pesar del entusiasmo inicial,informes a
largo plazo han demostrado una alta tasa de complicaciones y tasas de explantación
de hasta 40%.El problema fundamental de este dispositivo es el mantenimiento de
una presión positiva continua en un área circular lo que origina hipoperfusion
tisular y riesgo de isquemia. Sin embargo, varios estudios sugieren que la
angulación del dispositivo en la unión anorrectal disminuye este riesgo de
isquemia (PAS). En
general, tanto el ABS y PAS se componen de tres por tres elementos implantables: un manguito
inflable, un globo de regulación de presión, y una bomba de control. Estos
dispositivos son activados por el paciente, no modifican la presión ejercida en
función de la compliance rectal, no permiten un aumento de la presión o
disminución en función de la consistencia de las heces. A su favor se trata de
un dispositivo hidráulico, no necesita batería, la base tecnológica es simple;
aunque consta de tres partes implantadas en diferentes localizaciones
anatómicas, lo que aumenta la posibilidad de complicaciones, y no siempre es
sencillo su uso por parte del paciente.
El TCP(2) (2006) es una modificación , en este caso con patente alemana de un anillo
hidráulico de presión esta vez activado por una microbomba y con activación
telemétrica. El
dispositivo TCP incluye un bracelete
inflable , un depósito de líquido, y una
microbomba de alta potencia, así mismo posee u interfaz de telemetría que
permite su activación a través de un mando a distancia. Este dispositivo tiene
la ventaja teórica de ser un sistema integrado, no se trata de tres piezas a
implantar en diferentes localizaciones, lo cual disminuye la posibilidad de
erosiones a través de los tejidos blandos. Sin embargo la microbomba tiene un
alto consumo energético por lo que precisa para su recarga la implantación de
un sistemas de carga eléctrica por inducción. Este dispositivo ha tenido poca difusión.
En
2006 se presenta otro nuevo modelo de esfínter artificial usando la tecnología SMA ( Nitinol ) basada en materiales con memoria de forma, en este caso el Nitinol(3).
El nuevo dispositivo se ha propuesto y desarrollado por el grupo de la
Universidad de Tohoku. Tiene dos características que lo diferencian de los
dispositivos anteriores. Una de ellas es que un elemento solido ( no posee
dispositivo hinchable), una aleación de metales con memoria de forma (SMA)
recubierto de hojas de elastómero de silicona con una estructura en capas. La
otra diferencia es que se trata de un mecanismo en forma de sándwich que no
ocluye de forma circunferencial lo cual
disminuye el riesgo de isquemia . El dispositivo tiene un menor número de
piezas por lo tanto se implanta más fácilmente. En su contra, el mecanismo
utiliza la deformación del nitinol al calentarlo en base al paso de una
corriente eléctrica, lo cual produce calor, aunque hay estudios experimentales
donde no se evidencian daños tisulares irreversibles en la zona de
implantación.
En 2011 se presenta un modelo de esfínter anal artificial “inteligente” IAAS, este
modelo consta de un manguito hinchable así como una unidad de detección fecal
basada en infrarrojos. El sistema fue implantado en conejos . La aportación de
este sistema es que detecta la presencia de heces en la ampolla rectal, aunque
no la distensión de la misma ni las modificaciones en la compliance, sin
embargo abre una nueva línea de investigación.
Esfinteres artificiales “pasivos”
Estos
modelos se basan en crear un área de presión radial que es vencida cuando la
presión intrarectal supera dicha presión. En estos modelos el paciente no elige
el momento de la defecación , solo cuando la presión rectal supera la presión
ejercida por el dispositivo se produce su apertura y la defecación.
Se
trata de un dispositivo circular formado por unidades magnéticas recubiertas de
titanio atravesadas por un hilo elástico. En esencia es como una pulsera cuyas
cuentas son imanes.
Este
dispositivo posee un punto de “ruptura” cuando la presión en su interior supera
la unión de los campos magnéticos de las unidades que lo forman el dispositivo aumenta su diámetro.
En
2011 se publica el primer estudio comparativo entre el ABS y el esfínter magnético en Diseases of the Colon & Rectum, el articulo concluye que
aunque se trata de un numero pequeño de casos el ABS y el esfínter magnético
son equiparables en cuanto a la restauración de la continencia y la mejora en
la calidad de vida. El tiempo quirúrgico y la estancia fue menor en el esfínter
magenetico.
Como
vemos el diseño de estos dispositivos mejora día a día y las posibilidades de
conseguir una continencia plena ( definición de la OMS) aunque lejanas ya no
parecen imposibles
Podemos observar la técnica de implantación de un esfínter modelo ABS.
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